miércoles, 23 de agosto de 2017

Bodega del Convento

   La bodega del convento estaba situada en el lado norte del edificio, miraba, por tanto, la entrada de la misma a Villanuño. Para hacerse una idea aproximada de su situación, nada mejor que seguir en línea recta la puerta de acceso de la Plaza del Palacio y después de pasar la nave de la iglesia y el claustro, donde está la higuera, se hallaba la bodega. No la recuerdo como grande, pero sí profunda, con unas escaleras de mucha pendiente. Lo que sí sé por mi familia que tenían allí almacenadas botellas de una especie de sidra que, desde 1920 o antes ya elaboraban mi abuelo y mis tíos. También había cubas, supongo que con algo de vino, y demás cachivaches. Todo ello, con gran pesar de mi familia, quedó sepultado hacia 1970 y no hubo tiempo a recuperar nada, pues se vino abajo parte del edificio en el transcurso de una noche.
 
      En cuanto al pozo, lo propio es que estuviese, a imagen de otros conventos, donde se halla la higuera y el saúco. Yo desde pequeño recuerdo allí una higuera, que daba unas  brevas grandes por Santiago o primeros de agosto. No he oído decir que allí hubiese un pozo, es más mi abuelo llegó a Bárcena en 1900 y ya debía de estar la higuera. Árbol que, por cierto, creo que sobre la Guerra Civil se heló y volvió a brotar. Otra cosa sobre corrientes de agua subterráneas en el área del convento. Mi familia allá sobre 1920-1930, dada la escasez de agua del Cuérnago, abrieron un pozo, en línea recta a no más de 60 metros de la higuera, para regar algunos cultivos de la huerta. El caudal que captaron era muy pequeño.  Este pozo se cegó con la obra de la Residencia. Hay que pensar que si este pozo tenía tan poca agua, el del convento se tapó cuando los frailes abandonaron el edificio. Pero, claro, no dejan de ser meras conjeturas. 
 
      Como siempre me han interesado las cosas del pasado, he estado muy atento a lo que decía mi familia o incluso preguntaba. Para mi, por muchas razones, era un testimonio válido, especialmente si pensamos que mis abuelos llegaron a Bárcena en el año 1900 y se encontraron el convento más o menos como lo dejaron los frailes al marcharse en 1836.
 
Jesús Domínguez Aparicio

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